Música

domingo, 18 de octubre de 2015

Esperanza

Esperanza

Poco a poco, voy acercándome a su puerta. Voy con miedo, estoy volviendo atrás para corregir mis errores. 
Toco el toco el timbre y aparece la esperanza. Detrás de ella están sus padres: Miedo e Ilusión.
-¿Puedo hablar con Esperanza?- pregunte a sus padres
-Claro, Desilusión- me dijeron sus padres
Esperanza salió de su casa y se puso a mi lado para caminar hasta el parque que había dos calles más abajo.
Durante el trayecto, ninguno de los dos hablo. Ella iba todo el camino con las manos cogidas y mirando al suelo. Yo, la miraba, toda ella era oscuridad. Su esperanza se había ido.
Cuando llegamos al parque, ella se fue directa a su sitio, sus columpios. Era cómo una niña pequeña. Cuando no estaba con ella, la tristeza se apoderaba de mi y cuando estaba junto a ella, todo mi ser se volvía en alegría, ilusión...
-¿Puedes empujarme?- me pidió
-Claro- le empujo y se balancea en el columpio.
Veo lo hermosa que es y me doy cuenta de que romper con ella fue el mayor error de mi vida y eso le digo.
-...Fue el mayor error de mi vida
-Me pase días llorando, mis padres no me reconocían. Mi madre  me daba ilusiones y mi padre miedo y yo era como si hubiese perdido mi esperanza.
-No me digas eso porque me rompo en pedazos. Sólo di que volverás conmigo y me darás una segunda oportunidad.
-Desilusión, tengo miedo
-No te preocupes, yo seré tu esperanza.
Y así, la desilusión se volvió esperanza.

domingo, 18 de enero de 2015

Tic Tac

Tengo cicatrices que no se ven y el futuro escrito en un trozo de papel. Tengo la maleta abierta, cerca de la puerta por si hay que volar. Tengo mil historias que contar y en todas se repiten el mismo final. Tengo la maleta abierta,cerca de la puerta por si hay que escapar.
Cambiaré mi mundo que ahora es gris ya llegó el momento de partir. Y dime porque parecemos dos extraños en esa historia que nos vio crecer y nos hicimos tanto daño. No me he marchado y ya quiero volver con el tic tic tac  solo el tic tic tac de mi corazón.
Tic tic tac, tic tic tac de los dos.
Tengo cicatrices que no se ven y el futuro ardiendo en  un pedazo de papel. Tengo la maleta abierta cerca de la puerta por si hay que volar. Tengo mil batallas por vencer, busco en todas ellas mantenerme en pie. Tengo la certeza cierro mis apuestas se que te volveré a ver.
Cambiaré mi mundo que ahora es gris ya llegó el momento de partir. Y dime porque parecemos dos extraños en esa historia que nos vio crecer y nos hicimos tanto daño. No me he marchado y ya quiero volver Con el tic tic tac  solo el tic tic tac de mi corazón. Tic tic tac, tic tic tac de los dos.
Con el tic tic tac solo el tic tic tac de mi corazón. Tic tic tac tic tic tac de los dos.

domingo, 11 de enero de 2015

Un lugar oscuro

Me desperté desorientada, pero sabía que había dormido demasiado tiempo. Estaba en una habitación a oscuras, llevaba de ropa unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes. ¿Dónde estaba? Busqué mi móvil entre los pantalones, lo saqué y miré la hora. Las cinco y diez de la mañana. ¿Dónde estaba?, me volví a preguntar a mí misma. Encima no recordaba lo que había pasado ayer.
De repente, sentí un escalofrío en mi mano, me la mire y no tenía nada. Luego, otro pinchazo, pero esta vez en el pecho.
Me asusté, no sabía lo que me estaba pasando. Intenté levantarme pero no podía, era como si tuviera todo el cuerpo pegado a la cama. Después, una punzada de dolor, en la cabeza. ¿Qué me estaba pasando? ¿Y si...? No, no puede ser. ¿Y si estaba sola y me estaba durmiendo? ¿Y si lo que fuera lo que me pasase ayer me afectó? No déjate de decir tonterías. Sabes que los "y si..."no existen. Sólo hay un Sí o un No. Pase un buen rato intentando recordar lo que pasó ayer pero aún con los esfuerzos, no podía recordar nada. Cogí el móvil para volver a mirar la hora y eran las seis y diez de la mañana, sólo había pasado una y ya estaba desesperada. Se me ocurrió la idea de llamar pero en ese sitio no había señal.
Entonces, una luz al final de la habitación se encendió. Pero yo, seguía sin poder moverme de la cama.
Quería ir hacia esa luz. ¿Y mis padres? ¿y mis amigos? ¿Dónde estaban? Pero esa no era la pregunta correcta. La pregunta correcta era donde estaba.
Volví a mirar la hora,sólo habían pasado veinte minutos desde la última vez que lo había mirado. Quería volver a mi mundo, con mis amigos, con mi familia, con mi novio... Era una de las más populares del colegio, todo el mundo me quería. Pero no os equivoquéis con los estereotipos. No era la típica popular, arpías, descarada, era buena con las personas. Y quiero volver a esa vida, no quiero estar en este cuarto a oscuras.
De repente, volví a sentir un escalofrío, pero esta vez en la frente. Como una muestra de cariño. Intenté guardar ese recuerdo, ese gesto. Echaba de menos a mis padres, a mis hermanas.
Volví a sentir otro escalofrío, pero esto se parecía más a una caricia en mi mejilla.
Lo único que sabía era que quería salir de este cuarto. Luego, otra luz un poco más cerca de mí, se encendió. Pude ver como no era la única en esta habitación y me asusté bastante. Vi como una persona se levantaba e iba hacia la luz.
Espera un momento, ¿y si eso era la muerte? No, no te hagas paranoias. Eso no es la muerte, confía en ti misma. Sentí como sí mi cuerpo pudiera moverse, y realmente se estaba moviendo, me levanté. Mire la hora, eran las nueva de la noche. Me había pasado todo el día aquí y no me había dado cuenta.
Me puse de pie, y de seguidas, una luz encima de mí se encendió. Realmente me asusté, no sabía lo que eso significaba. Pero de repente, abrí mis ojos y vi a mis padres sentados en una silla. Mire a mi alrededor, estaba en una habitación de un hospital. ¿Y el cuarto oscuro? ¿Todo este tiempo había estado en un hospital?
-Papa...-dije susurrando
-Teresa, ¿cómo estás?-me preguntó él.
-¿qué me ha pasado?
-Chocaste contra un coche
-¿Y el cuarto oscuro?-pregunté
-¿Qué cuarto oscuro?-me preguntó extrañado.
-Estuve todo el día en un cuarto donde no me podía mover.
-Teresa, llevas aquí tres días- dijo apenado.
Eso me sorprendió.
-¿Estuve en coma? -pregunté
-Sí hija, estuviste en coma pero ahora estás bien.
No todo son malas noticias, después de pasar una tempestad, el sol asoma sonriente.


Habitación negra

Una noche, cuando mis padres se fueron a una fiesta con los vecinos, me quede con mis hermanos en la casa donde vivíamos.
Esa noche llevaba un camisón de color verde, era una época donde hacía mucho calor. Mi familia y yo vivíamos al sur de España, en un pueblo en el cuál se escuchaban historias de que gente del barrio estaba robando a niños.
Una noche, mis hermanos y yo nos quedamos solos en la casa.
-Juan, ¿Quieres algo de beber?- le pregunté a mi hermano pequeño
-Claro, Marta.- me contestó él.
Fui a la cocina a coger una botella de agua, abrí la nevera y no quedaban. Luego fui al salón y pero tampoco encontré ninguna.
-Juan, ¿Dónde puede haber botellas de agua?- le pregunté a mi hermano
-Pregúntale a Julián
Julián era mi hermano pequeño pero era el hijo mediano, yo era la mayor y me tenía que hacer cargo de ellos cada noche que mis padres se iban de fiesta.
Subí las escaleras de mi casa para llegar a la habitación de mi hermano mediano.
-¿Julián? ¿Puedo pasar?- pregunté dudosa
Nadie contestó así que entré en su habitación.
-¿Julián?
Nadie me contestó. Mi móvil sonó y fui a por él, era un mensaje de un desconocido que decía: “Si quieres volver a ver a tu hermano sal al jardín de tu casa”
En cuanto terminé de leerlo, salí de mi casa pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta de que no había nadie en él.
De repente, escuché unos pasos detrás mía, me volví y todo se volvió negro. Sentí como si alguien me cogiera en brazos, no podía ni moverme y abrir los ojos pero podía sentir. Luego oí el sonido de un coche y de árboles.
Fue un trayecto muy corto, tenía que estar muy cerca de mi casa. Al poco rato, alguien me volvió a coger en brazos y me colocaron en una especie de camilla.
Fueron pasando las horas mientras que yo estaba en esa camilla, sola y asustada.
Cuando pude moverme, abrí los ojos y me di cuenta que estaba en una habitación de color blanca que solo tenía una cama y una silla a su lado. La silla y la cama también eran de color blanco.
Se podía apreciar mucho los olores, olía mucho a humo y a tuberías.
Como pude, intente levantarme de la cama y me di cuenta de que llevaba puesto un camisón que también era de color blanco.
-¿Dónde estoy?- pensé
Fui caminando por la habitación mirando a ver si podría haber alguna salida pero no había nada para salir de allí, ni una puerta ni una ventana.
Pensé que podría ser muy fácil salir de allí pero no había nada con lo que pudiera salir de esa habitación.
De repente, una puerta, que solo se podía abrir desde fuera, se abrió y apareció un señor.
-¿Quién es usted?- le pregunté
Me fije en como iba vestido, con unos pantalones y con una camiseta muy gastados, llevaba una barba de unos cuantos días.
Dejó un plato de comida y se fue.
Me volví a quedar sola en esa habitación.
Volví a mirar por toda la sala y no había nada. Pero una ventana pequeña se abrió y me tiró un nuevo camisón para que me cambiara.
Pensé para mi misma que si me quisiera muerta ya me habría matado, en cambio me estaba cuidando, me daba camisones para que pudiera estar limpia y me daba de comer.
Me cambie de camisón y me senté en el suelo para poder comer lo que me había puesto en la bandeja.
Me sorprendió ver una nota en la bandeja. Decía que él no era el responsable de esto. El señor me estaba cuidando y él no era el responsable de todo esto.
Mis padres estarían preocupados por mi, y mis hermanos también lo estarían. Y¿Julián? ¿Qué había pasado con él?¿Estaría aquí en alguna de estas habitaciones como yo?
Intenté ponerme de pie pero no pude, pensé en que me podían haber puesto algo en la comida para que me volviera a dormir.
Otra vez, todo se volvió negro.
Sentí como me llevaban otra vez en brazos y me volvían a poner en una zona plana.
Abrí los ojos y tenia enfrente al hombre que tenía como un héroe. A quién había querido como nunca e incluso defendido delante de mis profesores por ser un mal ejemplo para nosotros. Mi padre. Él fue durante mucho tiempo un alcohólico y se iba a bares nocturnos mientras que nosotros dormíamos.
También nos gritaba mientras hacíamos nuestros deberes y llegábamos tarde a clase porque él se quedaba dormido viendo la televisión.
Todos los profesores nos preguntaban a mi y a mis hermanos que pasaba en casa pero nosotros estábamos amenazados y no podíamos decir nada.
-¿Papá?¿Qué haces aquí?- pregunté asustada.
Nunca pude pensar que fuese mi padre el que me hacía estas cosas. Pude darme cuenta que estaba en un cama, atada con una cuerda.
-¿Por que estoy atada?¿Por que haces esto?
Mi padre seguía sin responder a mis preguntas.
-¿Y mamá?¿Dónde está?¿Y mis hermanos?
-No debes preocuparte por ellos, Marta. Están en un lugar seguro.
Era la primera vez que oía a mi padre hablando tan serio, era un loco.
-Papá, ¿Por que haces esto? ¿Por que estoy aquí?
-Hay una historia que tu madre y yo nunca te hemos contado. Antes de nacer tú, tuvimos un niño pero murió a los tres años, luego naciste tú y todo se solucionó pero yo todavía pienso en ti y tu madre también. Y lo que estoy intentando es solucionar ese problema, recuperar a mi hijo.
-Papá, ¿Y como quieres recuperable?
-Juntando un miembro del cuerpo de cada uno de vosotros.
Mi padre estaba loco, estaba atada y no podía moverme.
-¿Están vivos?- pregunté otra vez
-Pues claro Marta, yo no mato a gente- me dijo él.
Alguien entró en la sala, y era el señor que antes me había estado ayudando y dándome de comer. Gracias a él había estado más fuerte y disimuladamente pude desatarme de una mano y de la otra con cuidado para que mi padre no me viera.
Al lado suya había un pequeño carrito donde tenía unos cuchillos afilados y tenía también un espejo. Fui a cogerlo con la mano que no tenía atada y me lo guarde detrás de mi espalda. En una de las veces mi padre se agacho para coger algo del suelo y aproveche para darle con el cristal del espejo en la cabeza.
Fui a desatarme la otra mano y me fui a buscar a mi familia. Primero encontré a Juan, estaba en la primera sala donde yo había estado antes. Luego pudimos encontrar a mi madre que estaba llena de golpes y por último encontramos a mi hermano Julián pero teníamos que llevarle al hospital porque le faltaba un dedo.
Después de unirnos toda la familia, llamamos a la policía para que pudieran coger a mi padre. Y después de todo mi familia salió adelante.


Un Diamante Perdido

Hoy ha sido un día con lluvia, llegando al trabajo ya me había mojado entera. Mi vida es muy rutinaria. Me levanto de la cama, desayuno, me visto con mi traje y salgo a trabajar a la empresa. Luego, llego a casa sobre las ocho de la noche, ceno y me acuesto. No tengo mucho tiempo para hacer las cosas que me gustan como por ejemplo salir con mis amigas, ir a algún concierto e incluso conocer a chicos.
Vivo sola con mi perra en las afueras de mi ciudad. Soy una chica solitaria, me gusta estar sola pero hay a veces que necesito salir con mis amigas pero con el trabajo no tengo nada de tiempo. Me encantaba salir con mis amigas pero hay a veces que también prefiero quedarme una noche en mi casa, estando sola y con un libro. Para mi, un libro es uno de los mejores amigos del humano, mientras que sepas aprovechar la historia que te cuenta cada libro.
Mi casa es bastante común, tengo unos muebles, una cama, unos sofás y tenía justo lo necesario para mí sola. Tenía cosas caras guardadas en una caja fuerte, en concreto tenía un pequeño diamante que había sido de mi familia durante generaciones.
Después de comprobar que todas las cosas estaban en su sitio, me hago mis dos tostadas con mantequilla y un vaso de leche. Luego, me ducho y me pongo mi traje de empresa. Compruebo otra vez las luces y si todo esta apagado y salgo de mi casa. Siento que me he dejado algo por comprobar pero me olvido ya que llego tarde al trabajo.
Subo a mi coche y me meto por la autovía. Mi trabajo está en el centro de la ciudad, es decir, a unos veinte minutos de mi casa.
Mi trabajo era muy sencillo comparados con los de mis otros compañeros. Yo soy la secretaria de la empresa, me encargo de que todos los clientes tengan alguna cita para entrar al despacho, para hablar con mi jefe.
-Buenos días-digo mientras entro a la empresa.
Las limpiadoras me contestan con un “Buenos días” mientras que yo subo por las escaleras para ir a mi planta.
En mi planta solía haber mucha gente pero ahora menos de lo que había debido a la crisis. Entro a ver a mi jefe.
-Buenos días Ricardo. ¿Quiere algo de la cafetería?- le pregunto como cada mañana que voy a trabajar.
-Claro, Yaiza. Lo de siempre ,por favor.
Vuelvo a bajar las escaleras y me dirijo al Starbucks que hay al lado de la empresa. Eso era un privilegio porque cuando salía de la empresa podía tomarme un cupcake y tomarme mi frappuccino de chocolate.
Como siempre, le compro a mi jefe el mismo pedido de siempre.
-Hola Iris, lo mismo de siempre.- Iris es la empleada que trabaja en el Starbucks, ya nos conocíamos de antes de que yo trabajara en la empresa porque las dos fuimos juntas al colegio.
-Aquí tienes Yaiza. Luego nos veremos ¿no?
-Claro, hasta luego.
Le pago y vuelvo por donde he venido. Vuelvo a hacer el mismo recorrido de siempre hacia la empresa.
Os estaréis preguntando por qué estoy de secretaria cuando tengo un diamante en mi casa ¿no? Pues mis padres querían que yo fuera una médica pero esa vocación no me gusta mucho. También quería conseguirme el trabajo por mi cuenta porque mis padres querían pagarme el trabajo.
Pero mis padres murieron en un accidente de tráfico y me quede completamente sola, con mi perra y me tuve que buscar la vida.
Con el paso del tiempo me fui adaptando a no tener a mis padres y a estar sola en mi pequeña casa. Echaba de menos a mis padres, más a mi madre lógicamente porque soy una chica pero aún así también echaba de menos esas risas con mi padre.
Vuelvo a la empresa, vuelvo a subir a mi planta y le doy el frappuccino a mi jefe. Me siento en mi silla en mi escritorio.
Las horas se iban pasando y yo estaba ya desesperada para que el día terminara.
De repente, el móvil me suena.
-¿Diga?-digo
-Hola Yaiza, mi nombre es Alejandro y soy un policía, es para decirle que han entrado a robar a su casa.
Mi mundo caía junto con esas palabras. El diamante de mi familia, seguro que había sido robado y nunca podré encontrarlo.
Le digo a mi jefe lo ocurrido y me voy corriendo hacia mi coche, esta vez de la prisa que tenia tardo diez minutos en llegar a mi casa.
Me encuentro al oficial Alejandro enfrente de mi casa.
-Señorita, ¿Tenía algo de mucho valor en la casa?- me pregunta
-Si, un diamante.
En cuanto se lo digo, me dirijo corriendo hacia la caja fuerte donde se suponía que debía de estar el diamante pero el diamante no estaba.
-El diamante no esta- le digo al oficial Alejandro.

Después de eso, no supe nada del diamante. Salí muchas veces en las noticias pero nadie consiguió encontrar al ladrón del diamante de mi familia.

Una familia especial


Esta historia trata sobre una familia que un miembro de esta solía tener un don, un poder. Normalmente el que tenía ese don era el primer hijo pero habían casos especiales donde era el segundo e incluso el tercero hijo quien conseguía esos poderes.
Ese don obtenía todo tipo de poderes, desde uno muy simple como transformarte en un animal hasta viajar en el tiempo.
Con el tiempo, cada generación tenía más poder que la anterior, hasta llegar al día de hoy. En dos días el primer hijo de la familia Martínez podría ser el más poderoso de toda su familia.
-Papá, no me pongas más nervioso de lo que estoy- dijo el hijo mayor de la familia Martínez.
-Pablo, en dos días serás el más poderoso de la familia y tienes que estar en forma, así que a correr 30 km y luego das la vuelta.- le dijo su padre.
-También podría ser Santana.
-Ya me ocuparé yo de que tu hermana no obtenga los poderes de la familia.- le dijo su padre a Pablo.
A Pablo, su padre le asustaba porque tenía mucho carácter con él; su padre quería que Pablo fuese el padre de la familia pero Pablo suponía que su padre le trataba así por el poder.
Se iba acercando el día de la reunión familiar donde dirían quien obtenía los poderes de la familia. Su hermana también se preparaba para estar en forma pero mucho menos que Pablo ya que él era el más indicado para ejercer de padre de familia.
Su familia era muy peculiar, su madre les había abandonado cuando su tercer y último hijo tenía siete años y,desde ese suceso, la familia se había convertido más fría. Los Martínez no tenían muchos amigos en el instituto, ellos se habían vuelto más cerrados desde el abandono de su madre. Pablo tenía diecisiete años y no tenía ningún amigo en el instituto, ni siquiera hablaba con los profesores, su hermana Santana tenía catorce y solo tenia una amiga, y por último llegaba el más pequeño que tenía siete años y estaba empezando a hacer amigos.
Solo quedaba un día para la reunión familiar y tanto Santana como Pablo ya estaban cansados de las carreras que les hacía correr su padre.
-Papá si consigue Santana los poderes ¿que le harás?- le preguntó Pablo a su padre
-Si matas a la persona que obtiene los poderes pasará a la que verdaderamente los merece así que lo que haría es matarla.- después de escuchar esa contestación Pablo se estremeció- ¿Crees que los va a conseguir ella?- le preguntó su padre
  • ¡NO! Los conseguiré yo, te lo prometo.- contestó Pablo
Al menos eso intentará por el bien de su hermana.
Ya era el día de la reunión familiar donde estaban sus abuelos, sus primos, los primos lejanos, los hijos de los primos y faltaban ellos.
Antes de que los familiares se fueran poniendo en sus lugares, Pablo cogió a Santana y se la llevó detrás de una farola.
-Hermanita si te tocara a ti los poderes debes prometerme que vas a actuar como si no los tuvieras. No preguntes, es por tu bien.
-Pablo, esta bien pero esta muy claro que los vas a conseguir tu.- le dijo Santana a Pablo.
-Solo por si acaso por favor-le suplicó a ella
-Esta bien.
Santana y Pablo se pusieron en medio de todos los familiares donde hicieron un ritual. Y después del ritual todo se volvió negro para ellos dos.
Los dos despertaron a la vez, se encontraban en una habitación de color blanco y ellos llevaban una túnica de color azul.
-Santana, ¿Sabes dónde estamos?- le preguntó Pablo.
-Creo que no pero... este sitio ya me suena de haberlo visto en mis sueños y en ellos pasaban cosas malas aquí.-le contestó ella.
De repente, unas puertas ocultas se abrieron y salió de ellas el padre de ellos. Primero se colocó en frente de su hijo y le dio un bofetón.
-Me dijiste que ibas a conseguir tu los poderes, hijo.- le dijo a Pablo.
Luego el padre de ellos se puso enfrente de su hija le dio un beso en la frente y le dijo:
-Lo siento hija, pero debo hacer esto.
Sacó un cuchillo de su bolsillo e iba directo hacia su hija. Santana no daba crédito de lo que estaba viendo, su padre quería matarla. Una niña de catorce años iba a ser matada por su padre. Pero alguien se puso en medio de ellos dos y al que su padre apuñaló fue a su hijo, Pablo.

Pablo yacía en el suelo, desangrándose. Pablo había salvado a su hermana pequeña. La envidia de su padre había herido a Pablo.

Sueño Caribeño


Era un día soleado, donde mi familia y yo estabamos preparandonos para irnos de viaje al Caribe. Mis padres se habían quedado con las ganas de ir cuando se casaron. Mis padres tenían mucho dinero pero al quedarse mi madre embarazada de mi, no pudieron irse de viaje de novios. Por eso, mañana nos iremos mis padres, mi hermano y yo al Caribe. Estaba en mi habitación preparandome la maleta y en ese momento entró mi hermano pequeño.
-Ana, ¿Tienes todo preparado?- dijo él.
-Si, Carlos.
Mi hermano se llama Carlos, tiene ocho años pero aparenta diez. Es un niño especial, porque nació con una mano. Le encanta jugar como todos los niños; es único, él te hace sonreir con cualquier hecho que haga.
Se había hecho de noche e intenté dormirme pero era imposible, estaba muy nerviosa. Era la primera vez que salía de España y tenía que ser un viaje perfecto. Nos ibamos dos semanas al Caribe, y tenía que disfrutarlo todo lo que pudiera.
Ya estaba amaneciendo y yo había dormido cinco horas de lo nerviosa que estaba. Mi madre estaba desesperada.
-Ana, tienes todo¿No?- me preguntó mi madre
-Si, mamá no te preocupes.
Subí corriendo a mi cuarto y revise otra vez mi maleta, por si acaso. Yo era muy maniatica con dejarme las cosas en algún sitio.
El avión salía a las nueve de la mañana y eran las siete.
-Hijos que llegamos tarde, que nos cierran las puertas- dijo nuestro padre.
-Ya vamos papá- dijimos a la vez mi hermano y yo.
Nos subimos al coche y fuimos de camino al aeropuerto.
El vuelo duraba aproximadamente ocho horas. Estar ocho horas sentada al lado de mi hermano era lo mejor que podía tener. Mi hermano y yo estabamos muy unidos, desde pequeños. Hacíamos casi todo juntos y nos encantaba.
Estuvimos mirando por la ventana bastante tiempo por la simple razón de que era la primera vez que él se subía a un avión. Le encantaba mirar las nubes y el cielo. Incluso le tuve que cambiar el sitio para que pudiera mirar mejor.
Llevabamos tres horas de viaje y me estaba quedando dormida pero mi hermano no me dejaba dormir porque como cualquier niño de ocho años, quería jugar.
Intenté jugar con él pero con el tiempo me quede dormida.
Me desperte cuando quedaba solo dos horas de viaje, gire la cabeza a mi izquierda y mi hermano no estaba.
-¿Carlos?- dije
Pero menos mal que miré hacia atrás y estaba con mis padres.
-¡Carlos! ¡Qué susto me has dado!- le dije asustada
-Es que te habías quedado dormida y no quería despertarte, por eso me fui con lo papas.
Me tranquilice al pensar que había estado con ellos todo el trayecto que yo había estado dormida. Se volvió a sentar a mi lado y volvimos a jugar a las cartas, a jugar a las palmas o a cualquier juego. Con él a mi lado volvía a sentirme como una niña pequeña.
Ya faltaba poco para llegar, mi hermano y yo estabamos muy ansiosos por llegar ya al hotel.
Quedaba solo una hora de viaje. ¡Una hora! Los minutos se pasaban cada vez más despacio, los segundos se hacían más lentos. Estaba desesperada por llegar al Caribe.
Le pregunté a mis padres que ibamos a hacer durante el viaje y me dijeron que lo que quisiera.
¡Y ya estabamos bajando del avión! Estaba muy ilusionada por estar allí, en ese sitio maravilloso.
Cogimos las maletas y nos fuimos en dirección al hotel. Era enorme y precioso.
Me fije que fuera había una furgoneta de color blanca. Me pareció raro ver ese tipo de furgoneta porque alrededor de este hotel vivia gente muy rica y se les veía con coches muy caros: Ferrari, Lamborghini, etc.
Subimos a la habitación, que era espectacular. Había una cama de matrimonio, y dos camas pequeñas para mi hermano y para mi.Y tenía vista al mar. Me encantó la habitación. Era de color blanco. Tenía dos armarios e incluso dos sofás.
Me bajé a la piscina y me volví a dar cuenta de que la furgoneta blanca todavía seguía afuera del hotel.
Salí del hotel para ver un poco más de cerca la furgoneta pero alguien por detrás me cogió por las piernas y todo se volvió negro para mi.
Me desperté en un cuarto a oscuras, tenía los pies y las manos atadas a una silla.
-¿Hola?¿Qué es esto?
Estaba un poco mareada, supuse que me habían drogado.
-Como vuelvas a hablar te disparo en la pierna.
Me asusté cuando escuche esa voz detrás de mi oreja. Después de escuchar esa frase no volví a hablar.
Delante de mi aparecieron dos hombres con un pasamontañas cada uno.
-¿Dónde estan las joyas?- me preguntaron.
-¿Qué joyas?
-Las de tus padres, niña- me respondió el otro.
Intenté desatarme la cuerda de las manos pero no pude, estaban demasiadas fuertes y me hacían daño.
-¿Por qué estoy aquí?-pregunté a los dos hombres que tenía enfrente de mi.
-Dinero- contestó uno de ellos.
-Coger todo lo que tengo, y dejarme ir por favor. Estas zapatillas son muy caras y podeis venderlas por mucho más dinero de lo que cuestan, estos pendientes lo mismo pero por favor dejarme ir.
Los dos hombres lo pensaron pero decidieron quitarme los pendientes y las zapatillas y dejarme allí en esa habitación a oscuras.
Estuve durante horas en ese cuarto, me estaba quedando dormida cuando uno de ellos me trajo una bandeja con comida, y me desató las manos. En ese momento tenía que irme, busque por toda la habitación y al lado de donde estaba sentada, había un palo de beisbol. En un momento el hombre se despistó para colocar todo en su sitio.
Fui corriendo sin hacer ruido a coger el palo de beisbol y cuando se giró le dí en la cabeza. En cuanto se cayó al suelo, me fui corriendo hacía la puerta. Estaba cerrada. Volví a por el palo de beisbol y con un golpe la abrí. Salí corriendo de esa habitación.
Estaba muy cerca del hotel donde mis padres y mi hermano estaban. Sabía donde estaban.
Corrí lo máximo que pude pero los pies me fallaban, estaba nerviosa por si esos dos hombres me pillaban. Llegué al hotel, estaba todo lleno de policias.
-¿Mamá?¿Papá?- grité
-¿Ana?¿Eres tú?
En cuanto me vio, me abrazó como nunca lo había hecho.
-Cariño¿Dónde has estado?¿Y estos moratones?
-Me secuestraron mamá pero¿Tanto se ha armado para un solo día secuestrada?
-¿Un día? Cariño llevabas una semana secuestrada. Te habrán drogado.
Después de ese día, fui al médico durante tres días seguidos para que me hicieran una clase de pruebas, para que vieran que no había sido herida de ninguna manera.

Y cuando terminaron todas esas pruebas, nos volvimos a España. Nunca más quería estar en ese sitio