Me
desperté desorientada, pero sabía que había dormido demasiado
tiempo. Estaba en una habitación a oscuras, llevaba de ropa unos
pantalones cortos y una camiseta de tirantes. ¿Dónde estaba? Busqué
mi móvil entre los pantalones, lo saqué y miré la hora. Las cinco
y diez de la mañana. ¿Dónde estaba?, me volví a preguntar a mí
misma. Encima no recordaba lo que había pasado ayer.
De
repente, sentí un escalofrío en mi mano, me la mire y no tenía
nada. Luego, otro pinchazo, pero esta vez en el pecho.
Me
asusté, no sabía lo que me estaba pasando. Intenté levantarme pero
no podía, era como si tuviera todo el cuerpo pegado a la cama.
Después, una punzada de dolor, en la cabeza. ¿Qué me estaba
pasando? ¿Y si...? No, no puede ser. ¿Y si estaba sola y me estaba
durmiendo? ¿Y si lo que fuera lo que me pasase ayer me afectó? No
déjate de decir tonterías. Sabes que los "y si..."no
existen. Sólo hay un Sí o un No. Pase un buen rato intentando
recordar lo que pasó ayer pero aún con los esfuerzos, no podía
recordar nada. Cogí el móvil para volver a mirar la hora y eran las
seis y diez de la mañana, sólo había pasado una y ya estaba
desesperada. Se me ocurrió la idea de llamar pero en ese sitio no
había señal.
Entonces,
una luz al final de la habitación se encendió. Pero yo, seguía sin
poder moverme de la cama.
Quería
ir hacia esa luz. ¿Y mis padres? ¿y mis amigos? ¿Dónde estaban?
Pero esa no era la pregunta correcta. La pregunta correcta era donde
estaba.
Volví
a mirar la hora,sólo habían pasado veinte minutos desde la última
vez que lo había mirado. Quería volver a mi mundo, con mis amigos,
con mi familia, con mi novio... Era una de las más populares del
colegio, todo el mundo me quería. Pero no os equivoquéis con los
estereotipos. No era la típica popular, arpías, descarada, era
buena con las personas. Y quiero volver a esa vida, no quiero estar
en este cuarto a oscuras.
De
repente, volví a sentir un escalofrío, pero esta vez en la frente.
Como una muestra de cariño. Intenté guardar ese recuerdo, ese
gesto. Echaba de menos a mis padres, a mis hermanas.
Volví
a sentir otro escalofrío, pero esto se parecía más a una caricia
en mi mejilla.
Lo
único que sabía era que quería salir de este cuarto. Luego, otra
luz un poco más cerca de mí, se encendió. Pude ver como no era la
única en esta habitación y me asusté bastante. Vi como una persona
se levantaba e iba hacia la luz.
Espera
un momento, ¿y si eso era la muerte? No, no te hagas paranoias. Eso
no es la muerte, confía en ti misma. Sentí como sí mi cuerpo
pudiera moverse, y realmente se estaba moviendo, me levanté. Mire la
hora, eran las nueva de la noche. Me había pasado todo el día aquí
y no me había dado cuenta.
Me
puse de pie, y de seguidas, una luz encima de mí se encendió.
Realmente me asusté, no sabía lo que eso significaba. Pero de
repente, abrí mis ojos y vi a mis padres sentados en una silla. Mire
a mi alrededor, estaba en una habitación de un hospital. ¿Y el
cuarto oscuro? ¿Todo este tiempo había estado en un hospital?
-Papa...-dije
susurrando
-Teresa,
¿cómo estás?-me preguntó él.
-¿qué
me ha pasado?
-Chocaste
contra un coche
-¿Y
el cuarto oscuro?-pregunté
-¿Qué
cuarto oscuro?-me preguntó extrañado.
-Estuve
todo el día en un cuarto donde no me podía mover.
-Teresa,
llevas aquí tres días- dijo apenado.
Eso
me sorprendió.
-¿Estuve
en coma? -pregunté
-Sí
hija, estuviste en coma pero ahora estás bien.
No
todo son malas noticias, después de pasar una tempestad, el sol
asoma sonriente.
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