Música

domingo, 11 de enero de 2015

Un Diamante Perdido

Hoy ha sido un día con lluvia, llegando al trabajo ya me había mojado entera. Mi vida es muy rutinaria. Me levanto de la cama, desayuno, me visto con mi traje y salgo a trabajar a la empresa. Luego, llego a casa sobre las ocho de la noche, ceno y me acuesto. No tengo mucho tiempo para hacer las cosas que me gustan como por ejemplo salir con mis amigas, ir a algún concierto e incluso conocer a chicos.
Vivo sola con mi perra en las afueras de mi ciudad. Soy una chica solitaria, me gusta estar sola pero hay a veces que necesito salir con mis amigas pero con el trabajo no tengo nada de tiempo. Me encantaba salir con mis amigas pero hay a veces que también prefiero quedarme una noche en mi casa, estando sola y con un libro. Para mi, un libro es uno de los mejores amigos del humano, mientras que sepas aprovechar la historia que te cuenta cada libro.
Mi casa es bastante común, tengo unos muebles, una cama, unos sofás y tenía justo lo necesario para mí sola. Tenía cosas caras guardadas en una caja fuerte, en concreto tenía un pequeño diamante que había sido de mi familia durante generaciones.
Después de comprobar que todas las cosas estaban en su sitio, me hago mis dos tostadas con mantequilla y un vaso de leche. Luego, me ducho y me pongo mi traje de empresa. Compruebo otra vez las luces y si todo esta apagado y salgo de mi casa. Siento que me he dejado algo por comprobar pero me olvido ya que llego tarde al trabajo.
Subo a mi coche y me meto por la autovía. Mi trabajo está en el centro de la ciudad, es decir, a unos veinte minutos de mi casa.
Mi trabajo era muy sencillo comparados con los de mis otros compañeros. Yo soy la secretaria de la empresa, me encargo de que todos los clientes tengan alguna cita para entrar al despacho, para hablar con mi jefe.
-Buenos días-digo mientras entro a la empresa.
Las limpiadoras me contestan con un “Buenos días” mientras que yo subo por las escaleras para ir a mi planta.
En mi planta solía haber mucha gente pero ahora menos de lo que había debido a la crisis. Entro a ver a mi jefe.
-Buenos días Ricardo. ¿Quiere algo de la cafetería?- le pregunto como cada mañana que voy a trabajar.
-Claro, Yaiza. Lo de siempre ,por favor.
Vuelvo a bajar las escaleras y me dirijo al Starbucks que hay al lado de la empresa. Eso era un privilegio porque cuando salía de la empresa podía tomarme un cupcake y tomarme mi frappuccino de chocolate.
Como siempre, le compro a mi jefe el mismo pedido de siempre.
-Hola Iris, lo mismo de siempre.- Iris es la empleada que trabaja en el Starbucks, ya nos conocíamos de antes de que yo trabajara en la empresa porque las dos fuimos juntas al colegio.
-Aquí tienes Yaiza. Luego nos veremos ¿no?
-Claro, hasta luego.
Le pago y vuelvo por donde he venido. Vuelvo a hacer el mismo recorrido de siempre hacia la empresa.
Os estaréis preguntando por qué estoy de secretaria cuando tengo un diamante en mi casa ¿no? Pues mis padres querían que yo fuera una médica pero esa vocación no me gusta mucho. También quería conseguirme el trabajo por mi cuenta porque mis padres querían pagarme el trabajo.
Pero mis padres murieron en un accidente de tráfico y me quede completamente sola, con mi perra y me tuve que buscar la vida.
Con el paso del tiempo me fui adaptando a no tener a mis padres y a estar sola en mi pequeña casa. Echaba de menos a mis padres, más a mi madre lógicamente porque soy una chica pero aún así también echaba de menos esas risas con mi padre.
Vuelvo a la empresa, vuelvo a subir a mi planta y le doy el frappuccino a mi jefe. Me siento en mi silla en mi escritorio.
Las horas se iban pasando y yo estaba ya desesperada para que el día terminara.
De repente, el móvil me suena.
-¿Diga?-digo
-Hola Yaiza, mi nombre es Alejandro y soy un policía, es para decirle que han entrado a robar a su casa.
Mi mundo caía junto con esas palabras. El diamante de mi familia, seguro que había sido robado y nunca podré encontrarlo.
Le digo a mi jefe lo ocurrido y me voy corriendo hacia mi coche, esta vez de la prisa que tenia tardo diez minutos en llegar a mi casa.
Me encuentro al oficial Alejandro enfrente de mi casa.
-Señorita, ¿Tenía algo de mucho valor en la casa?- me pregunta
-Si, un diamante.
En cuanto se lo digo, me dirijo corriendo hacia la caja fuerte donde se suponía que debía de estar el diamante pero el diamante no estaba.
-El diamante no esta- le digo al oficial Alejandro.

Después de eso, no supe nada del diamante. Salí muchas veces en las noticias pero nadie consiguió encontrar al ladrón del diamante de mi familia.

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